Tikay nació muchos años atrás, desarrollando textiles e hilados de manera artesanal. Y como la vida misma, se fue transformando. Mi nombre es Marlene, soy antropóloga, tejedora y mamá de tres soles. Cuando nacio mi primer hija, descubriendo mi propia maternidad comencé a portear con un fular tejido heredado de mi hermana, comprado muchos años atrás en el exterior. Esa bella tela abrazo sobrinos e hijos de amigos antes de llegar a mi, suavecito y lleno de amor. Portear como madre (no ya como tía, que era pura diversión) me impacto inmensamente. Tener las manos libres, poder calmar sus cólicos, poder dormirla, poder colgar la ropa, poder ir liviana a cualquier lado, y sentirla segura junto a mi. A raíz de esa experiencia tan profunda y transformadora comencé a vender fulares y bandoleras tejidas de primeras marcas importadas. Y en el cruce entre mi amor por lo textil con la crianza y el porteo, se fue gestando el deseo de producir de manera local fulares tejidos: Luego de mucho trabajo y paciente espera, la suma de las partes dio su resultado. Hoy, con mucho amor y dedicación, diseñamos y producimos fulares y rebozos de primera calidad de producción nacional, tejidos en jacquard con puro algodón, desarrollados específicamente para portear. Textiles cómodos, resistentes, suaves y prácticos, que bien colocados respetan y se adaptan a la fisonomía del bebe y del porteador a través del uso de múltiples nudos que permiten ajustar la tela punto por punto, brindando un agarre adecuado, seguro y versátil. Son ideales para usar desde el embarazo hasta que se desee dejar de portear. Aprender a usarlos requiere solamente un poco de práctica y paciencia. Queremos generar una propuesta de diseño y calidad que contribuya a un consumo más responsable, por que creemos que con una tela adecuada y de buena calidad es suficiente para portear a nuestras crías, y es una inversión que acompañara a una familia por muchos años. Una vez terminada la etapa de porteo, queda una bella tela que puede ser usada como manta, hamaca, o simplemente como un valioso recuerdo del íntimo contacto de criar en brazos.